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Casting de Shinozaki Rika [Lizbeth]
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Casting de Shinozaki Rika [Lizbeth]
Dejándose llevar una vez más por aquella parte de su personalidad que la impulsaba a ser testaruda y cabezota, se vio antes de que se diera cuenta envuelta en un lío de los más gordo, es mas, ni ella misma llegaba a recordar la razón por la que decidió acompañar a aquel misterioso muchacho de pobres prendas malgastadas al helado territorio del piso 55 ¿Su fuerte sentido del honor? Realmente por cada paso que daba y pasaba a observar a la distante silueta de ese tal "Kirito", le volvían de pronto aquellos molestos dolores de cabeza como si tuviera que aguantar el agobio de cuidar a un detestable crío de apenas 7 años de edad.
La joven de brillante pelo rosado nunca se había adentrado en las temibles profundidades de la Montaña Oeste por lo cual, debido a su liviano ropaje, pescó rápidamente un resfriado - ¡Achuss! - estornudó la herrera pasando a frotar sus tiritantes hombros con sus delgadas manos con la idea de entrar en calor pero como si el viento hubiera observado su acción, un fino pero cálido chaquetón de algodón la hizo retomar en un momento el calor perdido - ... - sin decir nada, Lizbeth se lo colocó y volteó a mirar a su acompañante - Gracias... - dijo con un hilo de voz viendo como el moreno proseguía su camino dedicándole previamente una leve sonrisa. Una pequeña pero agradable descarga eléctrica recorrió todos los rincones posibles de su congelado cuerpo llevándose una de sus manos a su protegido pecho ¿Quién rayos era realmente ese personaje tan extraño? ¿Podría confiar en él? Muchas cuestiones se plantearon en su enigmática cabeza mientras a paso acelerado, trató de alcanzar al guerrero.
Los bellos copos de nieve que salían de las esponjosas nubes, seguía cayendo del cielo sin cesar como si no tuviera un fin descrito. Logrando llegar a la cúspide de la montaña, ambos jóvenes comenzaron a buscar el tan preciado mineral que necesitaban para forjar aquella arma tan poderosa que le prometió desde un principio Liz a Kirito. Éste último, seguía con sus ojos con los brazos cruzados los movimientos de la herrera que intentaba localizar el escaso material hasta que el rugido y la presencia de un enorme dragón formado principalmente de deslumbrante cristal transparente descendió del inmenso manto celeste hasta el frente de la pareja.
Nada mas ver al monstruo, el muchacho desenfundó su espada y apartó a la ojirubí de su camino resguardándola a sus espaldas pero como para variar, la chica no podía estar nunca quieta por lo que prosiguió su búsqueda atrayendo la atención del reptil. Agitando fuertemente sus grandes alas, mandó a volar en un instante a ésta haciéndola caer en un enorme agujero de incontables dimensiones. Por otra parte, Kirito se lanzó al precipicio siguiendo a Lizbeth a gran velocidad hasta llegar a alcanzarla por uno de sus brazos y cubrirla del inminente golpe usando su propio cuerpo como amortiguador formando por escasos segundos un abrazo.
Después de que la colisión se realizase, sin pensárselo, la muchacha pelirosada fue a atender al malherido Kirito el cual se hallaba en el suelo dolorido aunque realizando un leve intento de levantarse - Kirito... ¡Kirito! ¡¿Estás bien?! - dijo con los ojos humedecidos a punto de llorar hasta que gracias al fuerte espíritu de su compañero, logró acomodarse y ponerse de pie. Observando algún que otro intento fallido por parte del aventurero que escalaba numerosas veces las resbaladizas paredes del agujero sin resultado alguno, fue haciéndose de noche.
Desde donde estaban ambos jóvenes, se podía apreciar la Luna los cuales se hallaban ya recostados en sus respectivos sacos de dormir iluminando su alrededor con la luz de un pequeño pero potente farolillo cuyo fuego parecía que jamás se consumiría. Clavando sus miradas serenas bajo el silencio de la noche, Lizbeth fue a alzar su mano izquierda hacia la dirección donde se encontraba su ya denominado amigo pues aquel acto valeroso por parte de éste era digno de admirar y ya, no tenía ningún tipo de desconfiada sobre él - Oye... Agárrame la mano... - Aquellas simples palabras hicieron que los tranquilos ojos del moreno se cambiaran a unos exaltados pasando a girar su mirada nuevamente a los colorados iris de la chica. Finalmente, éste asintió y tomó la mano de Liz. En ese preciso instante, la herrera ya tenía bien definido los sentimientos que empezaron a generarse en su interior desde que inició aquella pequeña travesía con el anterior forastero en el cual ni se fijaba de su atuendo y ahora, había comprendido que lo que realmente sentía por él era amor mientras sus cansados ojos fueron invadiéndola y asumiéndola en un profundo sueño.
La joven de brillante pelo rosado nunca se había adentrado en las temibles profundidades de la Montaña Oeste por lo cual, debido a su liviano ropaje, pescó rápidamente un resfriado - ¡Achuss! - estornudó la herrera pasando a frotar sus tiritantes hombros con sus delgadas manos con la idea de entrar en calor pero como si el viento hubiera observado su acción, un fino pero cálido chaquetón de algodón la hizo retomar en un momento el calor perdido - ... - sin decir nada, Lizbeth se lo colocó y volteó a mirar a su acompañante - Gracias... - dijo con un hilo de voz viendo como el moreno proseguía su camino dedicándole previamente una leve sonrisa. Una pequeña pero agradable descarga eléctrica recorrió todos los rincones posibles de su congelado cuerpo llevándose una de sus manos a su protegido pecho ¿Quién rayos era realmente ese personaje tan extraño? ¿Podría confiar en él? Muchas cuestiones se plantearon en su enigmática cabeza mientras a paso acelerado, trató de alcanzar al guerrero.
Los bellos copos de nieve que salían de las esponjosas nubes, seguía cayendo del cielo sin cesar como si no tuviera un fin descrito. Logrando llegar a la cúspide de la montaña, ambos jóvenes comenzaron a buscar el tan preciado mineral que necesitaban para forjar aquella arma tan poderosa que le prometió desde un principio Liz a Kirito. Éste último, seguía con sus ojos con los brazos cruzados los movimientos de la herrera que intentaba localizar el escaso material hasta que el rugido y la presencia de un enorme dragón formado principalmente de deslumbrante cristal transparente descendió del inmenso manto celeste hasta el frente de la pareja.
Nada mas ver al monstruo, el muchacho desenfundó su espada y apartó a la ojirubí de su camino resguardándola a sus espaldas pero como para variar, la chica no podía estar nunca quieta por lo que prosiguió su búsqueda atrayendo la atención del reptil. Agitando fuertemente sus grandes alas, mandó a volar en un instante a ésta haciéndola caer en un enorme agujero de incontables dimensiones. Por otra parte, Kirito se lanzó al precipicio siguiendo a Lizbeth a gran velocidad hasta llegar a alcanzarla por uno de sus brazos y cubrirla del inminente golpe usando su propio cuerpo como amortiguador formando por escasos segundos un abrazo.
Después de que la colisión se realizase, sin pensárselo, la muchacha pelirosada fue a atender al malherido Kirito el cual se hallaba en el suelo dolorido aunque realizando un leve intento de levantarse - Kirito... ¡Kirito! ¡¿Estás bien?! - dijo con los ojos humedecidos a punto de llorar hasta que gracias al fuerte espíritu de su compañero, logró acomodarse y ponerse de pie. Observando algún que otro intento fallido por parte del aventurero que escalaba numerosas veces las resbaladizas paredes del agujero sin resultado alguno, fue haciéndose de noche.
Desde donde estaban ambos jóvenes, se podía apreciar la Luna los cuales se hallaban ya recostados en sus respectivos sacos de dormir iluminando su alrededor con la luz de un pequeño pero potente farolillo cuyo fuego parecía que jamás se consumiría. Clavando sus miradas serenas bajo el silencio de la noche, Lizbeth fue a alzar su mano izquierda hacia la dirección donde se encontraba su ya denominado amigo pues aquel acto valeroso por parte de éste era digno de admirar y ya, no tenía ningún tipo de desconfiada sobre él - Oye... Agárrame la mano... - Aquellas simples palabras hicieron que los tranquilos ojos del moreno se cambiaran a unos exaltados pasando a girar su mirada nuevamente a los colorados iris de la chica. Finalmente, éste asintió y tomó la mano de Liz. En ese preciso instante, la herrera ya tenía bien definido los sentimientos que empezaron a generarse en su interior desde que inició aquella pequeña travesía con el anterior forastero en el cual ni se fijaba de su atuendo y ahora, había comprendido que lo que realmente sentía por él era amor mientras sus cansados ojos fueron invadiéndola y asumiéndola en un profundo sueño.
Shinozaki Rika- Cannon
- Apodo in Game : Lizbeth / Liz
Nivel : 10
Mensajes : 146
Fecha de inscripción : 04/12/2012
Edad : 28
Localización : ¡¿Por qué debería decirlo?! D:
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Ayano Keiko- Beast Tamer
- Apodo in Game : Silica~
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