Misión 1 - Hierbas Medicinales

La ciudad Torubana, en un inicio poca gente venía aquí, pero todo fue cambiando con forme la gente subía de nivel, con forme las nuevas misiones iban apareciendo y la misma seguridad de la zona aumentando con la misma llegada de más usuarios, a lo que Ereos meditaba... cuanto tiempo realmente estuvo encerrado, cuanto tiempo estuvo evitando al mundo... que tan atrás se había quedado realmente.

Como fuese el caso, no podía simplemente quedarse con los brazos cruzados, había que empezar a moverse otra vez y la mejor forma para regresar a un mundo de rol pues son las misiones. Dado a que estuvo digamos en paro laboral, Ereos decidió que lo mejor sería el solicitar primero alguna misión simple, sin mucha complicación en lo que agarraba el truco del jueguito nuevamente. Se acerco a aquella NPC, a quien consultó una vez por una misión, la cual finalmente no completó pero que ahora estaba dispuesto a hacerlo.

Después de la platica "programada" pues los NPC tienen un rango determinado de respuestas, Ereos se retiraba ya de la ciudad mientras repasaba los detalles de la misión solicitada.

-Hierbas medicinales... en las afueras de la ciudad Torubana... diez plantitas para hacer pociones, cosa fácil.

Al poco tiempo ya se encontraba el pelimarrón buscando entre los matorrales aquellas plantas medicinales, aunque sin éxito aparente, Ereos se levanto del suelo y como si hubiese estado sumergido en agua logró ver otra vez la superficie, fuera de aquel mar de hierbas. Su sorpresa fue que al salir de aquel "chapuzon" ya lo estaban esperando, un jabalí que ya preparaba la embestida a unos veinte pasos aproximadamente, Ereos condujo su diestra rumbo al mango de su espada y justo cuando las llemas de sus dedos hicieron contacto con el arma el cerdo salvaje lanzo su funesto ataque. El joven del parche dio unos pasos al frente, después evadió al cerdo mediante un giro, donde mientras se ejecutaba el movimiento, el acero se veía incrustado en el lomo de la bestia que segundos más tarde explotaba en aquellos peculiares polígonos.

-¡Mira! ¡ Allí hay una!

Bien, el progreso era pues... negativo honestamente, ante las expectativas de Ereos, quien esperaba encontrarse con un prado interminable de florecitas medicinales, pero su sueño bue pisoteado con la realidad... una realidad din flores medicinales. Deambuló en cunclillas durante unos cuantos minutos, pero las plantas medicinales no de dejaban ver, y mientras maldecía su suerte tres plantas aparecieron junto a un matorral. Sin pensarlo dos veces el joven corrió en su dirección y arranco las plantas con alegría... que sería opacada al darse cuenta que aún faltaban más otras 6 plantas, y dejando atrás un largo suspiro regreso a la posición de cunclillas de hace unos momentos y comenzó a escudriñar entre los matorrales una vez mas.

Una hora había pasado ya, quizá el sol no se sentía tan abrazador pero la humedad que guardaban los bosques comenzaban a cansar a Ereos, y a eso se suma que la posición que había mantenido a lo largo de 60 minutos no era de lo más cómoda. De cualquier forma una planta más había sido añadida a su inventario, algo que tranquilizaba un poco su frustración. Dejando a un lado de momento la misión, el joven de un parche vio conveniente encontrar un distractor que hiciese menos tediosa la misión en cuestión, por lo que emprendió una búsqueda de otro mob y así descargar toda su furia contenida en el. Algo curioso de la ley de Murphy, es que cuando quieres algo... no lo encuentras, pero cuando dejas de lado aquello que querías, este algo aparece así sin más y dicho y hecho, antes de que un mob le saltase de los arbustos Ereos le saltó encima a dos items que requería para la quest, lo que dejaba 7 plantas medicinales en su inventario.

-Tres más... solo tres más y me largo del bosque