¿Cafe Maid? [Priv. Orion]

- Eh... - tenía una cara que pareciera que podría vomitar en cualquier momento debido a un intenso mal de estomago que llevaba, pero en realidad estaba bastante impactado por el lugar al que había llegado. No podía creer lo que estaba viendo y era incapaz de moverse o hacer algo diferente a simplemente estar parado en el mismo sitio mientras observaba lo demás - Y yo que pensé que este tipo de cosas solo había en IRL - murmuro para si mismo mientras observaba el diseño de tan peculiar lugar una y otra vez, los colores pastel lo hacían ver un tanto infantil y relajante con algo de ternura y un atractivo peculiar asi que encajaba perfectamente con el personal del lugar y es que no importaba a donde viera siempre se encontraba una chica con vestido de sirvienta. - Ese maldito Klein... - volvió a murmurar para si mismo mientras apretaba su puño y los dientes bastante molesto recordando la conversación que lo habían traído ahí.

Una discusión se había desarrollado en base al hecho de que Klein insistía en el hecho de haber encontrado un nuevo restaurante en la ciudad de los inicios donde la comida que preparaban era siempre de clase S y superaba por mucho a los sabores de la talentosa Asuna, Kirito por su parte estaba totalmente convencido de que no había algo capaz de superar a como cocinaba Asuna incluso fuera de ese mundo tenía la confianza de que era la mejor. Dado que parecían no llegar a algún punto, el pelirrojo le propuso un reto al pelinegro y era el de ir y comprobar por su propia cuenta haciendo una comparativa de ambas comidas y decir cual era mejor. Acepto, pues le parecía bien ya que estaba seguro que nadie superaría su amada cocinera y además podría saborear alimentos de clase S.

Eliminando al instante todos los tipos de lugares que había imaginado, nunca llegó a considerar que se encontraría con algo así que era una clara trampa de cierto líder pervertido que era incapaz de encontrar pareja. Incluso lo busco en el restaurante, pero al parecer no se encontraba así que mejor se dio media vuelta. - Creo que mejor me voy - murmuro molesto y estaba dispuesto a irse, pero sintió que algo o alguien lo detenía.

Llevaba ya unos días vagando por las calles de la ciudad de los Inicios, en busca de alguna fuente de ingresos. Sin dinero, no podía sobrevivir en un mundo así, por mucho que me esforzase. Así que divagué en busca de algun trabajo sencillo despues de que me despidieran de la armeria, aquella droguería tan extraña que era una tapadera de una tienda de drogas de verdad y la taberna. Mi vista se posó, de casualidad, en una taberna que tenía un cartel enorme colgado, donde ponía que buscaban personal urgentemente.
"¿Como que soy bastante mono y pasaría por una chica? ¿Eh? ¿Y este traje tan raro?" Me probé el traje en un probador que había detras de la tienda, seguramente para el personal, y para que las chicas se cambiasen. Salí y enseguida tuve que reengancharme al trabajo. Era bastante sencillo, pero trabajar allí debía de ser algo vergonzoso...
- Bienvenido, Joven Amo - Saludé cortesmente al primer cliente del Maid Café al que atendí.
Pero de aquello ya había pasado una semana. Había sido una de las semanas mas divertidas y ocupadas de todo lo que llevaba en Aincard. Y, tambien, de las mejores pagadas. Con trabajar allí un poco mas, seguramente, no tendría que volver a trabajar. Y aún nadie había descubierto que en realidad era un chico (aparte de mis compañeras de trabajo, claro). Ni siquiera los clientes con los que había estado mas rato, como aquel hombre de cabellos rojos y armadura japonesa tradicional. Y eso que había comido y bebido un monton. "Por mi mejor" pensé. "Cuanto mas comen y beben, mas cobro. Y así acabare antes con el trabajo." No es que no me gustase, pero seguía siendome incomodo llevar minifalda.
El vestido era un traje de Maid normal y corriente. La parte de arriba se asemejaba a una camisa de manga corta, con su lazo para el cuello y el delantal, dejando al descubierto gran parte de la espalda. La falda era corta, un poco mas de por encima de las rodillas, y bastante pomposa. Llevaba unas medias negras con encages que llegaban un poco por debajo del acabado de la falda, y unos tacones bajos tipicos de Maid. Para la cabeza llevaba una tiara, pero costaba un poco colocarsela con los cuernos y las orejas postizas, pero aún así los llevaba. Y ropa interior de slip.
Aquel día el local estaba bastante tranquilo, asi que la mayoría del personal estaba ocupado pero no sobreexplotado. Me senté a descansar un momento y abrí un refresco. Un joven, de cabello y atuendo negro, entro en el local con la cara contraida, quizás de vergüenza o quizás de enfado. Curioso, me acerqué al sujeto, que parecía dar media vuelta para irse. "Mal asunto... ¡No puedo perder clientes!"

- Bienvenido, Joven Amo - Hice una reverencia con una sonrisa gentil en el rostro. - ¿Es su primera vez aqui, verdad? No se preocupe, en el Maid Cafe "Aincardhabara" sabemos como tratarle. - Me acerqué con un par de pasos largos pero ligeros hacia él y posé ambas manos en su muñeca derecha, gentilmente. - Venga por aquí, le conseguiré una mesa~

Guié al joven sin soltarlo de la muñeca hacia una mesa apartada y discreta. Parecía que no deseaba encontrarse allí, asi que lo mejor sería que no lo viese demasiada gente. Me alegé durante un segundo dando pequeños saltitos mientras caminaba hacia la barra y volví, trayendole la carta.

- Soy Orion, y seré su Maid por hoy - Sonreí ladeando la cabeza ligeramente - ¿Que desea tomar, Joven Amo? Oh, ¿prefiere que lo llame de otra manera?

Al momento que dio el primer paso para comenzar a salir de aquel lugar, escuchó una voz que parecía llamarle a el por lo que se detuvo al instante y giro un poco la cabeza para mirar de reojo a... ¿la chica? que parecía estar hablándole. Tal y como esperaba de aquel lugar, lo estaba tratando con modales de "Amo" como se acostumbraba en los reconocidos cafe maids, pero algo que definitivamente no se esperaba era que de pronto aquella aparente chica fuera a tomarlo de su muñeca y a llevarlo por el lugar. Los NPC no suelen tomar a los jugadores de aquella forma y llevarlos, por lo que era bastante claro que no se trataba de un NPC sino que en realidad era un jugador quien lo estaba llevando. "¿Así que por eso le gusta tanto este lugar al soltero de Klein?" pensó seguido de un suspiro que luego fue seguido de otro pensamiento "Realmente no tiene remedio ese samurai".

Fue llevado a una de las mesas en uno de los rincones del lugar un tanto apartado del resto ¿porque? De cualquier forma creía que estaba bien, así no sería tan fácil de detectar y no llamaría tanto la atención algo bastante conveniente. A diferencia de muchos restaurantes que había en todo Aincrad, este tenía hasta aperitivos en las mesas y servilletas, junto con algunas especias como si fuese un verdadero restaurante, algo bastante interesante.

Pronto notó como la secuestradora, digo, la sirvienta volvía bastante alegre con la carta en las manos la cual tomó y miró con bastante atención. Incluso hasta tenían una carta física en el lugar en vez de un menú desplegable para ordenar. - ¿Orion? - extraño nombre para una mujer, considerando que "Orion" es un héroe masculino de las leyendas había algo sospechoso en aquella sirvienta. - Bueno, entonces puedes llamarme Kirito, tomaré un café latte para comenzar - le dedico una casi invisible sonrisa y luego volvió su vista hacia la carta en sus manos.

Tras revisarla por un muy breve momento se percató de que efectivamente todos los alimentos usaban ingredientes de clase S como había sido informado, pero además de esto vio hasta la parte inferior algo que resaltaba y era llamado "Especial" ¿sería alguna clase de comida aun mas rara que las anteriores? la curiosidad lo demandaba. Así que cuando volvió con su café le dio un pequeño sorbo a este y luego le indicó su orden - Quiero un "Especial" - le indicó en la carta lo que quería y luego dejo que se fuera para traer lo que había pedido mientras bebía su café con tranquilidad, like a sir.

Miró a su alrededor observando nuevamente a todos y al ver las sirvientas se le vino un extraño pensamiento a la mente - ¿Que pensaría Asuna si me viera aquí? - dijo apenas audible para si mismo mientras rascaba su mejilla un poco nervioso de que por alguna razón fuera a visitar a ese lugar y lo encontrara. Debía estar preparado para cualquier cosa que pudiese suceder.

- Ahora mismo le traigo el café, Kirito-sama - Hice otra cortés reverencia antes de alejarme de la mesa. Pasé detras de la barra y, al tiempo que le daba un trago al refresco que había abierto, ordené a la cocina que preparara el café cuanto antes.
Durante la espera me desperecé, alzando los brazos y alargandolos verticalmente hacia el techo. No, hacia el cielo. "Seria grandioso poder tocar el cielo. Literalmente". Al compás de mi largo bostezo resonó la campanilla de la cocina. Agarré el café con la diestra y una pequeña libreta de notas con la izquierda, guardandola en el bolsillo del delantal. Con paso ligero alcance la mesa de Kirito y posé la bandeja en la que llevaba el café, con cuidado, en la mesa. Seguidamente, agarrando el café por el plato, lo deposité con la taza enfrente de Kirito.

- Entonces, ¿sabe ya que va a pedir, Kirito-sama? - Saqué la pequeña libreta y un boligrafo del bolsillo, esperando la orden del muchacho. El pelinegro le dio un breve sorbo, sin prisa, a su café, y despues me indicó que era lo que deseaba, tanto informandome como señalandome en la carta. Mis ojos se iluminaron por un segundo. El plato especial, puesto que era uno de los mejores platos, tambien era de los mas caros. "Quizás pueda dejar el trabajo antes de lo que esperaba" pensé, mientras esbozaba una sonrisa. - Gracias por su elección, Kirito-sama. Ahora mismo se lo traigo. - Hice otra reverencia antes de alejarme de nuevo hacia la barra.

Toqué la campana dos veces, la señal para los cocineros de que prepararan un plato especial. Me senté detras de la barra, acabando mi refresco y abriendo otro. Discretamente, y tapandome la boca, lancé un eructo a causa del gas de los refrescos, y volví a dejar la mirada clavada en el vacio, pensativo. ¿Que podría hacer con todo ese dinero? Había ganado un monton trabajando en aquel lugar, ¿valdría la pena dejarlo? Si siguiese trabajando allí, hasta podría costearme una casa lujosa en algun piso. Un momento, ¿para que quería un aventurero como yo una casa lujosa? Buscaba aventuras y diversión, no un retiro indefinido. Entonces, ¿para que tanto dinero? Las posadas no eran tan caras, y la comida de las tabernas era deliciosa. No de rango S como en el Maid Café, pero si sabrosas. Algunas. Aunque claro, con tanto dinero, podía costearme las tabernas mas caras. Posé mis manos en mis mejillas, sin apartar la vista de donde estaba clavada, y sonreí de oreja a oreja al tiempo que me sonrojaba. La campana volvio a sonar, y cuando me desembobe, me di cuenta de que estaba mirando a Kirito directamente. Me levanté de subito y, agarrando la bandeja, puse todos los platos del "especial" con cuidado, para dirigirme a la mesa de Kirito.
Deposité todos los platos en la mesa de Kirito. El plato especial se componía de un bol con una ensalada ligera, un bistec de jabalí de unos 2kg adobado con especias y, de postre, una copa de detalles finos con dos bolas de helado de chocolate y nata, acompañadas de una galleta con forma de corazón. Me senté junto a Kirito, acercandome todo lo que podía a él, y agarre el tenedor y el cuchillo que venian con el plato. Era una de las ventajas del plato especial, que la Maid debía dartelo de comer.

- Kirito-sama, diga "ah~" - Pinché una pequeña hoja de lechuga y corté un trozo pequeño del bistec y, tras comprobar que no goteara, se lo acerqué a la cara a Kirito.