Un tiempo antes de empezar [Libre]

Habia pasado un tiempo que me dedicaba a la vagueza, realmente buscaba informacion sobre los alrededores de la ciudad y de como subir de manera rapida, una vez que logre reunir toda la informacion, decidi ir a algun bar para beber unos trago para comenzar con mis estrategias, sin embargo, algunas Mazmorras eran imposibles pasarla siendo un jugador solitario y pues necesitaba hacer algunas amistades o encontrar un gremio que diera apoyo, mi meta era tan solo acabar el juego como todo usuario y poder escapar de esta realidad frustrante en la que todos nos encontrabamos atrapados, pero antes de todo una buena comida con una buena bebida no seria nada mal, mientras espero encontrar algun buen compañero, para comenzar su travesia por todo Aincrad.

Estoy sentado en la barra, le pedi al camarero me sirviese algo de beber y algunas botanas para acompañar, miraba por todos lados la gente parecia no pelarme, a estas alturas ya todos de seguro habian encontrado sus camaradas para entrar en la cuevas y yo era un de los pocos que se encontraba solo por la ciudad, bueno eso creia tal vez haya aun alguno que necesite de un ayudante o una pareja para completar misiones y pasarla bien, viente minutos y nada ya iba siendo la hora de retirarme ademas el ruido de la gente comenzaba a ser incomodo y las horas iban pasando, pronto atardeceria y no encontraria a nadie asi que era mejor dejar lo que hacie y comenzar por mi cuenta, de seguro encontrare alguno por el camino.

Enderece mi espalda y estire brazos y piernas como si recién me levantara de una excelente siesta, mire el reloj que estaba pegado a la pared, habían pasado ya más tiempo del que debí esperar y dispuesto a retirarme saque unas monedas de mi bolsillo y las puse sobre la barra, tome el último trago de alcohol que quedaba en el pequeño vaso, cerré los ojos e incline la vista, las cosas no habían pasado como pensé pues al fin de cuentas nadie se tomó el tiempo de hablar conmigo o si quiera saludarme, pero en fin ya era tarde y debía retirarme antes de que anochezca.

Suspire profundamente, un suspiro de desánimo y de fracaso, no poder alcanzar mi objetivo planeado era frustrante, la soledad es lo que menos va conmigo pues a veces me pongo melancólico y termino bebiendo como siempre, desde mi llegada aquí no había podido establecer una buena amistad con ningún jugador, ni uno solo y con la esperanza de encontrar algún camarada para pasarla bien salí de mi escondite.

Lo estaba pensando mucho, había pasado ya más de una hora sentado en aquel lugar pero nada de lo planeado ocurrió, era mejor que me diera por vencido y siguiera mi camino solo, eso era lo que creía aunque no sabía lo que en realidad el destino preparaba para mí.

Cuando menos espere unas manos, suaves y diminutas me taparon los ojos soltando una voz dulce y chillona de sus labios, seguida de otra que parecía ser su pet, me hablaba preguntando si le conocía y si no que me quitase del lugar que yo ocupaba, no había manera de que conociese a una chica, así que negando con la cabeza le dije Esta bien, ya me quito de tu lugar estaba sorprendido que el corazón me latía como si fuera locomotora.

Sonreí, estaba feliz de que al menos alguien me notara, aunque no tenía idea de que clase de chica fuera, pero… ella en ese momento había salvado mi día, me había salvado de perderme otra vez en la obscuridad, debía agradecerle apropiadamente y si me permitiese seguirle iría a donde ella, sin antes conocerla me sentí atraído por ella, pero antes de eso debo mantener la cordura y no dejarme llevar por los sentimientos, así que espere que ella moviera sus manos para cederle mi lugar y poder presentarme como es debido.

¿Acaso podría ver a través de mí? ¡¿Sera psíquica?! Esa pequeña sin duda era carismática a su manera, hermosa de cabellos azulados y ojos profundos como si se clavasen en mi pecho perforándome, una actitud hiperactiva con gestos emocionantes, con una facción de loli, estatura baja de ropas curiosas como si ella misma las confeccionara y encima un especie de muñeco que hablaba de la misma manera que ella lo hacía, como una especie de hermana menor.

Luego de haberme soltado dio pequeños saltos hacia atrás como liebre en plena libertad, me miro, tiro de mi oreja y preguntando como en parábolas el por qué mis acciones, parecía notar mi angustia pero tal vez no podía explicarlo completamente y soltando frases sin sentido hablada imparablemente, solo sonreí mientras ellas tratando desesperadamente de hacerme enojar mientras cambiaba palabras con la mascota que llevaba en uno de sus hombros.

Tomo mi mano derecha, al hacerlo guarde por la espalda enseguida la izquierda – ¿Esta chica... sabe de mi brazo?- pensé sorprendido por dichas palabras, en la vida real tengo ambos brazos, sin embargo desde que entre en SAO uno de mis brazos repentinamente quedo inmóvil por lo que no le podía usar, tiempo después de mi brazo comenzaron a salir una especia de metal que poco a poco se convirtió en un horroroso brazo metálico que llevaba guardado en vendas para que nadie le mirara aunque sus proporciones eran demasiado grandes por lo que llevaba un capa para taparle.

-Uhm… Soy chico, mi Nick es Okazaki, pero… puedes llamarme como se te plazca- se nota que no se le da poner nombres, reí por dentro, mientras hacía un gesto con la boca guiñando una ceja, ocultando mi brazo, trataba de actuar lo más normal que podía pero ella me tenía completamente acorralado y si hacia un mal movimiento mi brazo seria visible a los demás así que eso era lo que menos quería que pasara.

Descripcion grafica del brazo:

La chica parecía darse cuenta de que ocultaba algo, sin embargo no quería que ella mirase mi aterrador brazo, aun así ella no hizo por preguntar lo que provoco que un suspiro se escape de mi ser, al menos logre aliviarme de que no preguntara, pues con tal carácter estaba casi seguro que me obligaría a mostrarle, pero ese no fue el caso tal vez ella pensó en tomarlo con más calma y no precipitarse, muy inteligente de su parte mis puntos de vista sobre ella se hacían cada vez más fuertes, voltio la mirada y ordeno una malteada de chocolate típico como para una pequeña como ella, por mi parte estaba harto ya de beber Sake, no ordene nada, solo admiraba el dulce rostro de la pequeña y su mascota.

A pesar de todo, la chica parecía dudar de mí, como si le tratase de ocultar algo, más que mi brazo, ella creía que había tenido una batalla, pero no era cierto yo solamente andaba escondiendo el brazo de todos, tal vez pudo pensar que soy algún killer o alguno de esos jugadores abusivos que lastiman a las demás personas sin rencor alguno, pero por una parte estaba equivocada, yo solamente quería librarme de ese infierno para poder vivir tranquilamente, pero… no podía negar el hecho de que suelo perder el control y cuando me doy cuenta ya eh cometido el error, por ese mismo motivo estuve escondido, no quería lastimar a nadie, así que trate de aislarme de todos y tratar de superar mis debilidades para poder comprender mejor a los demás y ser más precavido.

Dejando a un lado eso, grande fue la sorpresa que me dio cuando la pequeña sin más me dejo a cargo de la cuenta -¡Eh! E-Esta bien yo pago- musite sin reprocharle, sus movimientos eran tan lindos, su manera de actuar, todo, todo me recordaba a Ushio… si me hermana pequeña, igual de atractiva y energética, tal vez por eso me atraía pero al mismo tiempo podría estar cometiendo un error, después de todo esa chica no le agradaría que la tratara como reemplazo de mi hermanita, así que comencé a tratarla no como mi hermanita si no como mujer, como lo que es , -Por cierto, aun no eh preguntado pero… ¿cuál es tu nombre? Claro si te apetece decirme- le sonreí levemente, mientras jugaba mis dedos sobre la mesa, tratando de ocultar el brazo izquierdo.

Tomo la jarra con el chocolate y bebió, al despegar sus risueños labios de la orilla un contorno del mismo liquido se mostró sobre su pequeño rostro, yo sin más infle los cachetes y deje escapar una sonrisa mientras decía que debe saber todo de mí, trataba de ponerme serio pero su cara tan curiosa y su acento de detective me hacían reír hasta lagrimar, aun riendo le pregunte -¿Quieres saber de mi? Venga no soy tan int-interesante como tu piensasuajajajaja- la risa me ganaba y no podía contestarle claramente, era un momento épico para mi.

Aun insistía con lo de los perros, era un difícil contradecirle y su aspecto de niña mucho menos me permitía a hacerlo o de nuevo se pondría a llorar, pero más que triste se sentía avergonzada, reírme de tal manera pudo tomarlo como burla aunque realmente no lo era, solamente me causo gracia su rostro lindo pintado por un mostacho de chocolate, pero podía asegurar que estaba enojada, pues no contaba con esa reacción mía.

Sus lágrimas poco a poco se fueron deteniendo y con sus palabras incoherentes, trataba de vengarse de lo que le había hecho, no fue intencional, realmente no era mi intención hacerle enojar, pero era demasiado linda que no pude soportar –Ya te dije que no soy un perro, una detective debería entenderlo claramente- trataba de darle de su mismo chocolate y confundirla de igual manera.

-Una detective que no logra determinar la raza de un peluche, no es detective- de a poco me iba acoplando a su manera de pensar y sus actos se me hacían claros, pudiendo así descifrar su código que al hablar me hacía difícil entender, sonreí abiertamente cuando comenzó alagando a los conejos y la manera de hacerse la fuerte, como si no le pudiera ganar, cada vez se ponía interesante hablar con la chica.

-Hmph, claro que puedo entenderlo, no soy de esos muñecos mal hechos como los que tú conoces- sin duda tiene un orgullo muy elevado y por consiguiente no gusta que le lleven la contraria, pero yo igual tengo algo de ese orgullo por proteger mi persona, sin llegar a ser grosero claro, no quisiera arruinar el orgullo de la pequeña, sin poder aguantar exploto diciendo “quiero pastel de chocolate” con un berrinche y casi gritado –Camarero ya escucho a la señorita, ¡por favor!- para evitar que saliera de control y todos me miraran mal.

Pero el punto más importante, fue cuando ella se prendió de mi brazo, que hacia ruidos con sonido metálico haciendo ecos cuando las piezas que lo formaban se movían, su rostro parecía un poco tenebroso, como si quisiera chantajearme – ¿Acaso no le tienes miedo?- pregunte, pues más que asustada mostraba una sonrisa picarona y malévola, como si tramara algo, como si quisiera hacerme pasarla mal –Oi Usagi-chan tu cara da miedo- dije con un tono desentonado y tembloroso, pues no parecía tener muy buenas intenciones.

Me ponía de rabia y pensar que hace unos momentos, parecía ser buena chica, sin embargo en esos momentos, me comenzaba a hacer enojar, realmente odiaba ser clasificado como un perro, era lo que más me causaba y con un tono de arrogancia deje escapar de mi boca palabras nefastas y fuera de sentido al igual que la chica lo hacía, frunciendo el ceño y colocando las manos en el bolsillo exclame –Ah, ¡Sí! Soy el ser más renegado de la sociedad de los juguetes- para mí era preferible llamarme escoria o renegado que ser autonombrado perro, sin embargo no quería sacarle con el gusto a la pequeña.

La maldita marioneta volvió a mencionar perro, cerré los ojos e incline la vista como si no hubiera escuchado, realmente no quería contestarle o terminaría siendo yo el malo, mientras tanto mi mente trabajaba pensando en un brillante plan para hacerle entender a la chica que no era un perro, entre tanto pensar, me surgió una idea pero para mí mala suerte antes de hacer algún movimiento, sentí como una extraña masa tocaba mi rostro y me empujaba hacia atrás, embarrándome todo el rostro dejando un sabor dulce y pegajoso por toda mi cara.

Sin decir nada y sin ninguna expresión en el rostro me limpie, aun manteniendo la mirada seria y los ojos cerrados, como si su risa no me causara nada de gracias, levante la mirada fríamente y abrí los ojos de golpe dejando una presencia asesina y tenebrosa de mi rostro, como si mis pupilas se dilataran, mostrando un cambio drástico en mi persona, con instinto inhumano y escalofriante, para luego soltar una sonrisa repentina y con unas palmaditas en su pequeña cabeza –Realmente eres una detective mala, haces sufrir a tus clientes- dije con un tono burlesco y un tanto sarcástico.

De un movimiento veloz se prendió de mi brazo y con una vajilla pico mi brazo, por ser de un material fuerte y resistente, aquel utensilio se dobló fácilmente y de mi cuerpo no salió ni una sola gota de sangre, su rostro no parecía nada lindo, -No, no es que sea cobarde es que el rostro que pones no es tan adecuado- musite mientras le miraba sosteniendo mi brazo, -¿Ahora qué piensas hacer? ¿Sobornarme con esto con lo qué haz mirado?- cuestione luego de remover mi brazo de sus manos, dejándolo ante la vista de muchos.