Esperando compañía [Privado Haiiro]

Finalmente había entrado dentro del juego. Sin embargo, una vez entró, lo primero que hizo fue sentir el aire entrando en sus pulmones, el suave acariciar de la brisa y la cálida luz del sol calentarle la piel. Miró alrededor con curiosidad, no se terminaba de creer que estuviese realmente en un juego. Comprobó que su avatar estaba personalizado a su gusto, con aquel brazal rojo que tanto le gustaba así como la hombrera cornuda. Sonrió. Realmente ese juego era una segunda vida, una segunda oportunidad de poder decidir tu camino ignorando la ley del mundo, ignorando la realidad, ignorando aquella decadencia humana que tanto detestaba... Tenía muy claro que su tiempo libre lo pasaría dentro de Sword Art Online. Apretó las manos con fuerza y empezó a caminar.

Los primeros pasos los notó extraños, pero poco tardó en acostumbrarse. Cada vez se sentía más contento, una reacción extraña en él, pues no esperaba esa calidad en un videojuego. Siempre se había sentido decepcionado por un aspecto u otro, pero realmente parecía que SAO era el videojuego perfecto. Dio un toquecito en el aire y empezó a explorar su perfil, sus atributos y sus habilidades, donde vio algo extraño: Crimson Princess. -Debe ser algun regalo de bienvenida - pensó mientras ojeaba con curiosidad lo que era ese regalo, así como su activación, pues parecía ser algun tipo de habilidad especial. "Debe ser un regalo, sí" pensó.

-Dónde estará ese... - suspiró para si mismo mientras hablaba, pues esperaba a un amigo con el que había quedado dentro del juego. Empezó a pensar que posiblemente le había dejado tirado, pues siempre coincidian en todos los juegos almenos una vez, y generalmente él jugaba porque su amigo le convencía, y SAO tal vez fue la única semi excepción. Esperaba con ansias ver el avatar de su amigo y aprender a jugar a este juego, pues el realismo realmente era digno de aplausos.

Corría por las callejuelas de la Ciudad de los Inicios.
Se había demorado ligeramente paseando por las tiendas, tanteando los equipos que podría tener disponibles y los curiosos objetos que podría comprar para mil y una utilidades. Se le había pasado el tiempo volando sin haberlo esperado en ningún momento. Eso si, no había conseguido comprar nada porque no tenía ni un mísero oro.

Llegó al punto acordado por fin.
Había mucha gente, gente desconocida por completo que iban y venían como si se tratase del centro neurálgico de una gran ciudad. Estaba abarrotado, quizá porque había aun mucha gente a niveles realmente bajos. Pudo distinguir un brillo rojizo entre toda la multitud y definitivamente divisar a aquel que estaba esperando por él.

-Perdona el retraso!- dijo al llegar junto a su compañero. Era la primera vez que llegaba, habían quedado en que se registraría ese mismo día en el juego a la hora establecida y Haiiro le recogería en aquel mismo punto de encuentro -¿que te parecen las primeras sensaciones? Increible, ¿verdad?

Estudió el avatar de su compañero. Era evidente que era la máxima expresión de su personalidad hecha bits. Color rojo y negro, una armadura ligera, una sola hombrera con un cuerno que recordaba ligeramente a un dragón... era absolutamente su compañero de siempre.

-¿Preparado para este juego?

Observó entre las multitudes, ya llevaba algunos minutos de retraso, algo que generalmente consideraría nimio, pero en aquella ocasión que podía considerar inclusive especial no se podía permitir ni un segundo de retraso. Le parecía increíble todo el mundo que le rodeaba. Si no fuese porque había leído algunas normas y tal, se quedaría a comer y a dormir allí, pero por desgracia los alimentos dentro del juego solo te alivian el hambre (lo que en si ya es un tremendo realismo)."Lástima" pensó. Era lo único que le faltaba para decidir quedarse para siempre allí dentro, era un mundo perfecto para él, una persona socialmente rechazada y que necesitaba otro tipo de vida, una que la realidad no podía ofrecerle.

Finalmente le pareció ver un reflejo grisáceo entre la multitud, lo más lógico era que fuese el pavimento del suelo reflejado u el mármol de alguna columnata, pero reconoció al instante que se trataba de su tan ansiado compañero. - Sinceramente me cuesta creer que de veras se trate de un videjuego - afirmó apretando nuevamente la mano y mirándolo directamente - Es demasiado real, y sabes que siempre estoy preparado - afirmó nuevamente y bajó por un momento la cabeza. Por unos instantes deseó que esa fuese su vida de verdad, en lugar de una simple simulación. Sintió lástima de ello.

-¿Crees que deberíamos empezar practicando un poco con los gorrinos de las afueras? ¿O nos ves capaces de algo un poco mejor? Por cierto..- dijo, y "pulsó" el aire abriendo su perfil, y mostrando sus habilidades - No sabrás tú que es esto de "Crimson Princess", ¿verdad?- le miró dubitativo, esperando una respuesta satisfactoria. Tal vez lo tenían todos, o tal vez no, pero le parecía curioso y no sabía si arriesgarse a darle al botón o esperarse a otro momento. No sabía para qué servia esa habilidad, de lo que si estaba seguro es que mágica no era.

Parecía ser que su compañero se había llevado una muy grata sorpresa con SAO. Era perfecto, pues Aurios era una de esas personas difíciles de convencer en cuanto a calidad de videojuegos y parecía ser que aquel le había encantado. Un excelente trabajo por parte de los creadores (entre los que se incluía Haiiro). Además también era verdad que era un excelente compañero de aventura, nunca había descendido del numero 150 de los mejores jugadores a nivel mundial y eso era de agradecerse. Sería útil su capacidad para avanzar y desarrollarse rápidamente.

-Hay motores de simulación de cada cosa que puedas pensar, esta creado para ser absoluta y tajantemente para ser totalmente fiel a la realidad- se sintió orgulloso de poder decir aquellas palabras en aquel entonces -ya verás los monstruos que nos esperan, ya

Se volvió un poco más serio de lo que era normal en el al escuchar sobre lo que su compañero acababa de decirle. En SAO no había clases, no había algo así como guerreros, magos, arqueros... todos eran una clase común por definición, ¿como podía estar preguntado aquello su compañero?

-Será mejor que nos retiremos de la multitud- dijo tajante, sin esperar a que Aurios opinara siquiera sobre moverse -será mejor hablar estas cosas donde nadie oiga o vea nuestras acciones

Por un momento lo olvidó. Si SAO era así de espectacular para él y, más importante, si había podido reservar una de las 10,000 copias era porque Haiiro se la había guardado con antelación, además de ser uno de los diseñadores, lo que le daba una sorprendente ventaja respecto a muchos jugadores (entre los que se incluía a sí mismo) la cual cosa no terminaba de agradarle. Le gustaba la idea de que todo lo imaginable fuese simulable, aunque ya supuso de antemano que se seguían las leyes físicas como la gravedad, y se abstuvo de intentar simular un vuelo, aunque no descartaría si le preguntaban la idea de alzar el vuelo.

-Así que simulación para todo lo pensable.. Entonces se podría decir que exceptuando cuando vayamos a cenar, dormir y a trabajar, bueno, en tu caso a trabajar en parches y actualizaciones, Sword Art Online sería una vida alternativa, ¿me equivoco?- preguntaba con curiosidad, mientras se agazapaba un segundo y volvía a ponerse de pie, intentando hacerse a la idea de que todo lo que estaba sintiendo es real, que era más que una simulación simple y llana, era realmente otra existencia. En cuanto preguntó por Crimson Princess, en parte encontró lógico el razonamiento de su amigo.

-Tienes razón.. podría haber gente escuchando, movámonos pues- afirmó con seguridad. Sabía por cuenta propia que en todo MMO que se preciase siempre había aprovechados que sabían que la información es poder y el poder es victoria, por norma de tres la información es victoria, razón de más por la que él se documentaba constantemente sobre cada juego que probaba y lo jugaba hasta el aburrimiento para situarse en el top 100. Quien sabe lo que podrían hacer los otros cientos de jugadores de la ciudad si les escuchaban. Nadie iba a arruinarle su primer día en SAO, eso quiso creer con fervor. Parecía divertido. A ver que tal era los monstruos.

Sería mejor cerrar la boca por el momento.
Tanto el tema de aquella extraña habilidad como el de su pertenencia a los desarrolladores debía ser un tabú. No necesitaban que nadie tuviera aquella información y seguramente serían perseguidos por ello. Lo mejor sería guardar silencio hasta que estuvieran seguros de que nadie podía enterarse de nada.

-Vayamos a cazar algún jabalí a las afueras mientras mantenemos una charla larga y tendida, ¿ok?- y sin más que decir, Haiiro se comenzó a mover de nuevo entre la multitud en dirección a la salida principal de la Ciudad de los Comienzos

No se explicaba del todo el porqué de la cautela de Haiiro respecto a SAO, más no le iba a culpar de nada por ello. Confiaba en él , posiblemente la única persona en quien confiaba y, si tenía motivos para que nadie supiese que parte del desarrollo de SAO había estado a su cargo, él lo respetaría hasta el fin. Simplemente asintió a la afirmación de su compañero, añadiendo : - Mejor será que empecemos a practicar y a adaptarnos a SAO - dijo simple y llanamente. Desenvainó su espada y la agitó un poco balanceándola por el aire intentando ver posibles movimientos. Sus golpes poseían más fuerza que destreza marcial, pero aunque era buen espadachín hasta cierto punto debido a las recreaciones históricas, no le era fácil adaptarse a un arma diferente a la habitual katana samurái.

Volvió a envainar su arma y caminó junto a Haiiro a las afueras de la ciudad de los Inicios, a la espera de encontrar algún grupo apartado de gorrinos a los que dar caza. Según había leído era de las criaturas más débiles de SAO sino la que más, y se sentía más seguro practicando con monstruos débiles y en cuanto estuviese listo seguiría el procedimiento habitual: explorar;encontrar zonas de caza;asegurarse de que siempre tiene de donde sacar recursos;usarlos;mejorar. Era un procedimiento algo lento, pero tremendamente efectivo en los MMO, donde generalmente entre dos jugadores iguales es el equipo y las habilidades lo que deciden quien gana.