Misión - Cacería de Lobos [Tora]

De nuevo me encontraba en la ciudad de Torubana, esta vez acercándome al NPC encargado de hacer armaduras cerca de la plaza de dicho lugar. ¿El motivo? Era uno de los personajes que me darían una nueva misión que realizar. Si bien me acordaba del Beta Test, tendría que derrotar a un número de lobos en concreto y llevar el objeto que soltasen a dicha persona sin tener un tiempo límite ... Creo. Sin más preámbulos me dirigí hacia él, un hombre de mediana edad y barba oscura como la noche, al cuál me encaré para decirle con una sonrisa siniestra en mi cara. - Ya sabes a lo que vengo, no perdamos tiempo - Para comenzar a explicarme que necesitaba el pelaje de diez lobos que se encontraban a las afueras de Torubana, para hacer armaduras de cuero y piel, o al menos eso último era lo que suponía. Así que el joven peliazul se dio la vuelta sin esperar un segundo más, observando en el minimapa de su interfaz del usuario la zona a la que tendría que ir para encontrar a dichos animales. Sus piernas comenzaron a correr más rápido, adquiriendo una buena velocidad de viaje mientras atravesaba las empedradas calles de Torubana, dirigiéndose a la salida y atravesando por debajo el arco que la marcaba como tal. No dudó ni un instante en desenvainar su espada de doble filo con la mano derecha, agarrándola fuertemente con su mano derecha y sintiendo cómo el viento mecía su pelo azulado apartándolo de su frente. Por fin una misión en la que tendría que emplear sus habilidades de combate, esto ya era mucho más interesante que recoger hierbas en una pradera aburrida. Sencillamente, esto era más divertido.

Y la pradera no tardó mucho en llegar a estar a la vista, con unas pocas nubes en el cielo pero un clima tórrido que me vendría demasiado bien. Mis lentes de contacto se sujetaban bastante bien a mi cabeza, y ni siquiera el correr rápidamente haría que se movieran ni un mínimo ápice de su sitio actual. Así que la misión había comenzado, y ya estaba deseando emplear mi arma. No tardaría mucho en comprobarlo, puesto que metros más adelante del camino por el que corría, apareció el primer lobo que tendría que derrotar, de pelaje grisáceo y las fauces abiertas. Así, me lancé a por él, mientras que él venía a por mí. La espada hendió el aire y cortó al lobo por el costado derecho, haciendo que se desintegrase en una espiral de datos como todos los enemigos que eran destruidos. Un pelaje de lobo había sido conseguido y guardado en mi inventario, así que solo me faltaba repetir el mismo movimiento durante unas nueve veces más. ¡A por ello!. Ajusté mis lentes de contacto y continué corriendo, revisando el minimapa y los objetivos de la misión para encontrar al que sería el segundo lobo del día, que cayó ante una estocada vertical lanzada sobre su cabeza. Lo mismo pasó con un tercer lobo cerca de una charca, el primero que consiguió morderme y bajar un poco mi barra de vida antes de terminar siendo destruido por otro corte ascendente. Ya tenía tres pelajes de lobo, pero uno de ellos había sido capaz de hacerme daño y rebajar mi vitalidad. - Tsk, no puedo confiarme demasiado. Tengo que ser más cauto y premeditado - Se culpó a sí mismo de su egocentrismo anterior, según el cuál le había hecho perder una cantidad no muy considerable de vida, pero sí lo suficiente como para tomárselo más en serio.

Una vez que se encontró preparado para proseguir con la cacería de los lobos, continuó corriendo buscando nuevas zonas en las que encontrar a sus amigos los lobeznos, con la espada sujeta por la mano derecha y el corazón en vilo. Tanta aventura le agradaba en sobremanera y le hacía sentir más vivo que nunca, aunque en realidad aquello no fuera más que un juego virtual. A cinco metros de él, esta vez fueron dos los lobos que aparecieron para enfrentarle. Bloqueó una embestida de uno colocando la espada delante de él, y se agachó a tiempo para que el segundo no le mordiera un brazo. Mientras rodaba por el suelo, lanzó una estocada circular hacia ambos, cortándoles las piernas, para luego dar un salto y cortarles horizontalmente en los costados. Ambos fueron derrotados y soltaron sus pelajes propios. Con esto hacían cinco de los diez objetos requeridos para cumplir la misión. Bien, solo me faltan otros cinco y podré descansar un poco. Vamos allá - Comentó dándose ánimos a sí mismo mientras que seguía en su gesta de conseguir más pelajes de aquellos enemigos que su espada combatía. Dos nuevos lobos sintieron su presencia y fueron hacia él, momento que utilizó para rodar a uno de sus lados mientras elevaba su espada, cortando al primero y haciéndole desaparecer. El segundo se lanzó con furia a por él, pero fue repelido por una buena defensa, además de desaparecer por un rápido contraataque hacia su cuello. Un total de siete pelambres se encontraban en el inventario del peliazul, y ya no faltaría mucho para que la misión estuviera totalmente completada.

Fue cuestión de tiempo que los últimos tres lobos fueran derrotados, y sus pelambres obtenidos. Era una zona de combate bastante fácil, y salvo por algún que otro rasguño sufrido en dichas ofrentas, no fue más que unos quince minutos en total lo que tardó el chico en cumplir la misión. Enfundando su espada en la funda, empezó a caminar por el sendero de vuelta a Torubana, razonando mientras tanto. - Me han herido unas pocas veces, tengo que tener mucho más cuidado de aquí en adelante. Así que también necesitaré mejorar mis habilidades de bloqueo y evasión. No quiero imaginar lo que me sucederá en pisos superiores si sigo igual de inconsciente - Dándose una corta palmada en la frente a modo de castigo, mientras que entraba de nuevo en la ciudad y se dirigía a la plaza para hablar con el NPC encargado de la misión que recién había completado. Mirándole a los ojos y señalando los diez pelambres de lobo de su inventario, se los dio mientras que hablaba. - Aquí tienes los requerimientos de la misión, espero que todo esté en orden - Y así fue, puesto que la experiencia y oro llegó a su inventario en cuestión de segundos. La misión había terminado, pero la aventura todavía continuaba, así que se dio la vuelta y levantó su mano derecha de forma que despidió al hombre de las armaduras mientras que le daba la espalda. No sabía hacia donde dirigirse en aquel momento, aunque lo más seguro es que continuase en el primer piso realizando más y más misiones, hasta que tuviera el potencial suficiente como para avanzar en la escala evolutiva de aquel sistema de juego. Pero eso ya es otra historia, y será contada cuando sea el momento exacto.