Misión - Hierbas Medicinales [Tora]

Demasiadas horas habían transcurrido ya desde mi llegada a Aincrad, y cansado por empezar de forma tan aburrida no vislumbré otra posibilidad de gastar bien mi tiempo sino en hacer una misión. Me encontraba en la Ciudad Torubana, la cuál se situaba no muy lejos de la Ciudad de los Inicios. Pero dejémonos de presentaciones que no hacen falta y vayamos a lo que interesa, el pequeño grano que me daría dinero y experiencia: la misión. Por las calles de dicha ciudad, paré en seco para hablar con una persona que ya conocía del Beta Test. Su apariencia era la misma que en dicha prueba, y yo no estaba para perder tiempo, así que fui directo. - ¿Qué misión me propones? Sé rápido, la aceptaré sí o sí - Comenté mientras que el hombre me explicaba su necesidad de encontrar unas cuantas hierbas medicinales para preparar algún ungüento curativo del cuál no me interesaba. Me dijo exactamente cuáles eran los tipos de hierba que quería, y su localización: el bosque al lado de la ciudad. Además, me advirtió de la posibilidad de encontrar algún que otro animal salvaje que pudiera enfrentarse o encararme, según mis posibilidades actuales era algo que no me preocuparía. Era el Piso 01, todos los monstruos estaban a un nivel suficientemente asequible como para pelear con ellos sin sufrir demasiados rasguños. Sin más que decirle al hombre, asentí con la cabeza dando por aceptada la misión que en mi interfaz de usuario se reflejó como "Hierbas Medicinales", para luego cerrarlo con uno de mis dedos y comenzar a andar salir a la periferia de Torubana. La misión empezaba, debía encontrar hierbas por los matorrales de aquel lugar y luego regresar. Fácil, hum.

El clima era el apropiado para que mis ropajes no se sintieran demasiado pegados al cuerpo por la calor, pero que tampoco me privasen de este a la hora de tener un poco de frío. En mi cintura la espada descansaba dentro de su funda, esperando ser desenfundada para sentir la carne de un enemigo. Pero era una misión nimia y sin mucha complicación, esperaba no tener que usarla a no ser que fuera estrictamente necesario. Sin más preámbulos, me encaminé por la salida de Torubana, viendo las praderas de verdes hierbas que se encontraba enfrente de mí y en todo mi alrededor. Bastante bonito, una imagen preciosa. Todo era tan real, no parecía para nada un juego. Ajusté las lentes de contacto que llevaba puestas y anduve hacia los matorrales. Conociendo el tipo de hierbajo que tenía que conseguir de la Beta Test, ya contaba con una información que seguro muchos desconocían. Incluso conocía las zonas donde más se podían conseguir. Simplemente tuve que ir hacia una de ellas, agacharme cerca de un pequeño árbol cuyas hojas se mecían por el viento e investigar por los matorrales. Para ser más eficiente en mi trabajo y que el NPC encargado de la misión estuviera contento conmigo, desenvainé mi espada y corté el tallo de los arbustos con su filo, de forma que fuera un corte limpio y sano, para que no me llevase las raíces de cuajo al arrancarlas. Así, repetí el mismo gesto durante dos veces más, consiguiendo un total de [3] Hierbas Medicinales, las cuales se vieron reflejadas en mi inventario y desaparecieron de mi vista, ocultas dentro de una de las bolsas en las que solía llevar todos mis objetos no equipados. La misión continuaba.

Todo parecía ir bien, solo me faltaba encontrar siete hierbas más antes de ir a entregarlas al NPC que me encargó esta misión. Me levanté de la zona donde me encontraba, en la cuál no había más objetos que reunir, y seguí andando por aquellas verdes y vastas praderas en las que el sol reinaba por encima de todos los astros posibles. Revisando el minimapa de mi interfaz, observé que la zona de la misión no era demasiado amplia, aunque se repartía bastante en pequeñas zonas por toda la pradera. Lo cerré con mi dedo otra vez y continué hacia otro lugar de recolección, esta vez cerca de un pequeño estanque de agua que parecía ser potable. No la tomaría ni guardaría en ninguna botella, no me fiaba de sus posibilidades, además de que no estaba pendiente de eso en esos instantes. Me acerqué a dicho estanque, y realicé las mismas operaciones anteriores para obtener [2] Hierbas medicinales más, que al igual que sus predecesoras, fueron guardadas en el inventario del usuario. Levantándome con cuidado, suspiré un segundo mientras decía. - Sinceramente, esto es demasiado fácil. Aunque bueno, es el Piso 01, no puedo esperar mucho de él - Dijo apenado el peliazul, recordando en la Beta Test las complicadas misiones que tuvo que realizar en pisos posteriores, donde todo era mucho más difícil, pero a la vez entretenido. Se concentraría en termianr aquella misión lo antes posible, puesto que ya llevaba la mitad de los objetos requeridos y no parecía que fuera a tardar mucho más en terminar. Así, con la cabeza un poco alzada hacia el cielo, continuó con su agradable paseo, teniendo la espada desenvainada en todo momento en caso de que apareciera algún enemigo espontáneo.

La misión seguía en curso, ya más cerca de terminar que nunca. Su mente recordaba cada detalle de SAO, por lo que el avance era mucho más fácil que si no hubiera jugado nunca. Cerca de otro arbusto al que llegó en unos tres minutos de caminata, encontró [3] Hierbas medicinales más, las cuales guardó junto con las otras cinco anteriores. Todas juntas formaban un grupo de ocho en total, por lo que solo quedaba encontrar dos más y la misión estaría lista para entregar. Pero el destino no quería que todo fuera tan fácil, y un pequeño jabalí de pelaje cardo apareció a unos tres metros de él. Una pequeña sonrisa apareció en los ojos del peliazul, que cogió una piedra y la lanzó hacia el animal, enfureciéndole para que viniera hacia él para embestirle. La espada del chico salió de la funda, y desvió un golpe de los cuernos de la boca del jabalí hacia arriba de un gesto, mientras que giraba sobre sí mismo para asestar una estocada horizontal sobre el lomo del enemigo, el cuál chirrió ante tal corte. Hacía tiempo que no peleaba, se sentía viejo en esos aspectos, pero sería cuestión de tiempo retomar aquellas sensaciones hasta que volviera a ser un buen personaje. El jabalí volvió a por él, momento que aprovechó el peliazul para desplazarse con un impulso hacia la derecha, esquivando el siguiente ataque del animal, al cuál lanzó esta vez una estocada frontal hacia su cabeza, la cuál recibió el impacto e hizo que el enemigo se desintegrase en una espiral de datos que desapareció al cabo de unos segundos. La espada del chico se enfundó mientras decía. - Ya echaba de menos esto, siempre es un placer volver - Sonriendo, prosiguiendo con la misión.

No tardé muchos minutos más en recolectar las últimas [2] Hierbas medicinales que faltaban por recoger de una pequeña cuenca al lado de otro estanque de agua unos cuantos metros de la posición donde derroté anteriormente al jabalí. La misión había sido completada y solo faltaba regresar a la posición del NPC para completarla, cosa que haría en cuestión de minutos. Desandé el camino realizado, volviendo a entrar en la ciudad de Torubana y viendo cómo la gente andaba de un lado a otro, sin saber qué hacían o ni siquiera saber sus nombres. Ya pronto podría subir de nivel y mejorar mis estadísticas y habilidades, ¿pero cómo lo haría? ... Un momento, esto no tiene nada que ver con la misión, así que retomémosla. Cinco minutos después, me encontraba justo al lado del NPC que me dio la misión de las Hierbas medicinales, así que hablé con él y le entregué una bolsa con todos los objetos requeridos. - Aquí tienes las diez hierbas que pedías, no ha sido demasiado complicado. No por eso espero que la recompensa sea acorde a la dificultad - Sonriendo un poco, mientras abría mi inventario y observaba lentamente cómo mi experiencia subía poco a poco al igual que el oro por las misiones completadas. Tras despedirme del NPC amigablemente, continué con mi aventura hacia una nueva misión, la cuál ya tenía en mente desde que regresaba para entregar la actual. Sin más, mis pasos prosiguieron su camino por Torubana, mientras que mis manos se encontraban en el interior de mis bolsillos y las lentes de contacto me protegían del ardúo sol que brillaba en lo alto del cielo. Había sido un buen entretenimiento.